martes, 8 de marzo de 2016

Cuando decides quererte






Querido amigo, ¿notas el aroma del café? Es especial, porque en nuestra charla de hoy quiero que hablemos de algo también muy especial...

Quererse a uno mismo

Estoy segura de que estás más que agobiado de oír:
“tienes que quererte” 
“quiérete” 
“si tú no lo haces nadie lo hará por ti”

Y a ti eso te suena a chino, ¿quererme? ¿Cómo se hace eso? Todo el mundo te lo dice pero nadie lo explica, ni siquiera Google tiene la respuesta.

La vida nos pone a prueba cada día, de esto ya hemos hablado en numerosas ocasiones, y estas pruebas no suelen ser fáciles ni sencillas, sino que van minando nuestra energía y asesinando nuestra ilusión. Son cargas, retos, desafíos, batallas que nos toca vivir y no podemos eludirlas, vivimos en una vorágine que nos arrastra, que nos empuja, que no nos da un respiro para parar a tomar aire y reponer fuerzas, el mundo no se para cuando nosotros necesitamos que lo haga, esto es así de real y así de duro.

Las obligaciones crecen como setas en el bosque y nos desbordan, pero no podemos dejar de atenderlas, tenemos que estar en todo y a todo porque si no nuestro mundo se desmoronaría como un castillo de naipes.
Nosotros somos esa base firme que sujeta nuestro mundo, le permite crecer y ser espectacular.

Pero…. ¿Cuántas veces has deseado salir corriendo?, ¿Cuántas veces has sentido que ese peso te está aplastando?, ¿Cuántas veces has querido rendirte?, ¿Cuántas veces tu tristeza es tan profunda que no ves luz al final del camino y sólo te planteas abandonar?

Por otra parte, cada día te llegan mensajes de que los sueños están ahí, que hay que perseguirlos, que sólo depende de ti el alcanzarlos, que debes soñar en GRANDE, que sólo si sueñas lo imposible serás capaz de conseguirlo… y así día tras día cuando tu agotamiento está ya al límite y sientes que ya no quieres ni soñar porque no te quedan fuerzas….

Ese agujero en el que te has hundido es tan profundo, que eres incapaz de ni siquiera intentar salir de él porque se ha convertido en una misión imposible.

Sabes que estás sólo, agotado, exhausto, te has pasado la vida  intentando demostrar lo fuerte que eres, te has exigido la perfección y te has desgastado en pensar, en ayudar, en querer, en apoyar, en dar, en valorar y empatizar  con todos menos contigo mismo.

Y…. la vida…. Que no es como a ti te gustaría que fuera, te pasa una factura para la que ya no tienes ni un centavo para poder pagar.

Durante todo este camino recorrido no has pensado en ti en ningún momento, o mejor dicho, sí lo has hecho pero para “machacarte” para acusarte de no poder abarcar más, de que te fallen las fuerzas, de no ser perfecto. No has parado de culpabilizarte, de juzgarte uno y otro día incriminándote como fiscal despiadado que te sienta el banquillo de los acusados y te señala con el dedo amenazador e implacable.

Entre tanto, escuchas por todas partes eso de que "no te quieres", que "tienes que quererte" y te preguntas… ¿cómo se hace eso?

Y entre tanta confusión y agotamiento pones todas tus expectativas en los demás,  esperas que te arropen, que te comprendan, que te echen  una mano para salir de ese socavón cada día más oscuro, más profundo. Esperas comprensión, cariño, apoyo, ayuda… pero no se te ocurre mirar con amor dentro de ti.

¿Qué como se hace eso de quererse a uno mismo?

Te lo explicaré

Quererse a uno mismo significa tomar la decisión de que tú eres lo más importante para ti.

Significa saber que el verdadero baluarte de tu vida eres tú, los demás están para complementarte pero la base eres tú, nadie más, y a partir de ahí es como se construye.

Quererse es levantarse una mañana y tomar la firme decisión de que a partir de ahora no le cederás a nadie las riendas de tu vida, tú eres el capitán y tú marcarás el rumbo.

Quererse es aceptar que el mundo no es perfecto y tú menos que nadie.

Quererse es saber, que aun cuando las cosas no van bien, la marea trae algo nuevo cada día y te sorprende.

Quererse es valorarte a ti mismo sin depender de que nadie lo haga, porque tú conoces perfectamente tus fortalezas, y ya nunca más vas a dejar que ellas dependan de la opinión de los demás.

Quererse es aceptarte y estar orgulloso de ti mismo.

Quererse es poner límites y saber decir NO.

Quererse es decidir que si alguien no te quiere tú no eres menos por ello, ni te vas a dejar hundir porque tú vales mucho más que eso.

Quererse es ser natural, mostrarte como eres, sin miedo a no gustar a todo el mundo, porque tú eres así y así es como deben aceptarte, al completo, sin peros, sin dudas, sin fisuras, porque sabes que en tu balanza personal pesa mucho más lo bueno que lo malo, porque tus virtudes superan a tus defectos, porque eres humano e imperfecto y porque también así es como sabes querer tú.

Quererse es controlar tu mente, desoír los malos pensamientos, no entrar en bucle, meditar para tener ese control, ser consciente del momento presente, sentirlo y vivirlo, no estar en el pasado ni en el futuro, sino en el AHORA, en cada momento, tú tienes que controlar tu mente, ella no puede tener ese control, ya conoces los resultados.

Quererse es poner el poder en ti mismo y quitárselo a los demás a quién se lo habías otorgado hasta ahora.

Quererse es felicitarte por todo lo bueno que has hecho y ser magnánimo con lo menos bueno, con tus defectos, con tus fallos, con tus errores, reconocerlos e intentar mejorar, aprender de ellos pero sin destruirte a ti mismo por no ser Superman o Superwoman.

Quererse es ser selectivo y quedarte con lo que realmente suma en tu vida, si algo resta…. fuera sin la más mínima duda, no te conviene, no hay sitio para ello, deja espacio para lo que te aporta, te hace crecer, te hace feliz y alimenta tu alma.

Quererse es mimarte, guardar tiempo para ti, disfrutarlo, concederte permisos, premiarte, mirarte al espejo y sentir que lo que ves es muy grande aún en los peores momentos cuando te fallan las fuerzas.

Pero ¡cuidado! amigo mío, no te confundas, quererse no es volverse egoísta y mirarse el ombligo pasando por encima de cualquier cosa a cualquier precio.

Parte de tu grandeza reside precisamente en tu bondad, tu empatía, tu resiliencia, tu capacidad de apoyo cuando te necesitan, tu energía para contagiarla, tu ilusión y tu generosidad.

Nunca pierdas eso, pero tampoco nunca dejes de quererte, porque cuando te quieres, cuando decides hacerlo, de repente todo cambia y aunque el sol no brille radiante en el cielo cada día,  sí lo hace en tu corazón.

Si te quieres, si por fin decides quererte… de repente, sin saber cómo, el mundo se transforma, la sonrisa ilumina tu rostro y tu vida irradia color e ilusión.

Quererse es simplemente ser consciente de tu fortaleza, de quien eres, de lo que vales, de tus fallos, de tu imperfección, de tus errores, valorarte y perdonarte y sobre todo ser consciente de que el poder lo tienes tú.


Esther de Paz


Si te gusta mi blog, te invito a suscribirte y no perderte ninguna de nuestras apasionantes charlas.
¡Me encantaría contar con tu compañía en cada café! ¿Me acompañas?

(Desde tu dispositivo móvil podrás hacerlo si bajas hasta el final de la página y eliges "ver versión web")
¡Gracias por estar aquí!

No hay comentarios:

Publicar un comentario