Querido amigo, ¿notas el aroma del café? Es especial, porque en nuestra charla de hoy quiero que hablemos de algo también muy especial...
Quererse a uno mismo
Estoy segura de que estás más que agobiado de
oír:
“tienes que quererte”
“quiérete”
“si tú no lo haces nadie lo hará por ti”
Y a ti eso te suena a chino, ¿quererme?
¿Cómo se hace eso? Todo el mundo te lo dice pero nadie lo explica, ni siquiera
Google tiene la respuesta.
La vida nos pone a prueba cada día, de
esto ya hemos hablado en numerosas ocasiones, y estas pruebas no suelen ser
fáciles ni sencillas, sino que van minando nuestra energía y asesinando nuestra
ilusión. Son cargas, retos, desafíos, batallas que nos toca vivir y no podemos
eludirlas, vivimos en una vorágine que nos arrastra, que nos empuja, que no nos
da un respiro para parar a tomar aire y reponer fuerzas, el mundo no se para
cuando nosotros necesitamos que lo haga, esto es así de real y así de duro.
Las obligaciones crecen como setas en el
bosque y nos desbordan, pero no podemos dejar de atenderlas, tenemos que estar
en todo y a todo porque si no nuestro mundo se desmoronaría como un castillo de
naipes.
Nosotros somos esa base firme que sujeta
nuestro mundo, le permite crecer y ser espectacular.
Pero…. ¿Cuántas veces has deseado salir
corriendo?, ¿Cuántas veces has sentido que ese peso te está aplastando?,
¿Cuántas veces has querido rendirte?, ¿Cuántas veces tu tristeza es tan
profunda que no ves luz al final del camino y sólo te planteas abandonar?
Por otra parte, cada día te llegan
mensajes de que los sueños están ahí, que hay que perseguirlos, que sólo
depende de ti el alcanzarlos, que debes soñar en GRANDE, que sólo si sueñas lo
imposible serás capaz de conseguirlo… y así día tras día cuando tu agotamiento
está ya al límite y sientes que ya no quieres ni soñar porque no te quedan
fuerzas….
Ese agujero en el que te has hundido es
tan profundo, que eres incapaz de ni siquiera intentar salir de él porque se ha
convertido en una misión imposible.
Sabes que estás sólo, agotado, exhausto,
te has pasado la vida intentando demostrar lo fuerte que eres, te has
exigido la perfección y te has desgastado en pensar, en ayudar, en querer, en
apoyar, en dar, en valorar y empatizar con todos menos contigo
mismo.
Y…. la vida…. Que no es como a ti
te gustaría que fuera, te pasa una factura para la que ya no tienes ni un
centavo para poder pagar.
Durante todo este camino recorrido no has
pensado en ti en ningún momento, o mejor dicho, sí lo has hecho pero para
“machacarte” para acusarte de no poder abarcar más, de que te fallen las
fuerzas, de no ser perfecto. No has parado de culpabilizarte, de juzgarte uno y
otro día incriminándote como fiscal despiadado que te sienta el
banquillo de los acusados y te señala con el dedo amenazador e implacable.
Entre tanto, escuchas por
todas partes eso de que "no te quieres", que "tienes que quererte" y te
preguntas… ¿cómo se hace eso?
Y entre tanta confusión y agotamiento
pones todas tus expectativas en los demás, esperas que te arropen, que te
comprendan, que te echen una mano para salir de ese socavón cada día más
oscuro, más profundo. Esperas comprensión, cariño, apoyo, ayuda… pero no
se te ocurre mirar con amor dentro de ti.
¿Qué como se hace eso de quererse a uno
mismo?
Te lo explicaré
Quererse a uno mismo significa tomar
la decisión de que tú eres lo más importante para ti.
Significa saber que el verdadero
baluarte de tu vida eres tú, los demás están para complementarte pero
la base eres tú, nadie más, y a partir de ahí es como se construye.
Quererse es levantarse una mañana y tomar
la firme decisión de que a partir de ahora no le cederás a nadie las riendas de
tu vida, tú eres el capitán y tú marcarás el rumbo.
Quererse es aceptar que el mundo
no es perfecto y tú menos que nadie.
Quererse es saber, que aun cuando
las cosas no van bien, la marea trae algo nuevo cada día y te
sorprende.
Quererse es valorarte a ti mismo sin
depender de que nadie lo haga, porque tú conoces perfectamente tus fortalezas,
y ya nunca más vas a dejar que ellas dependan de la opinión de los demás.
Quererse es aceptarte y estar
orgulloso de ti mismo.
Quererse es poner límites y saber
decir NO.
Quererse es decidir que si alguien
no te quiere tú no eres menos por ello, ni te vas a dejar hundir porque tú
vales mucho más que eso.
Quererse es ser natural, mostrarte
como eres, sin miedo a no gustar a todo el mundo, porque tú eres así y así
es como deben aceptarte, al completo, sin peros, sin dudas, sin fisuras, porque
sabes que en tu balanza personal pesa mucho más lo bueno que lo malo, porque
tus virtudes superan a tus defectos, porque eres humano e imperfecto y porque
también así es como sabes querer tú.
Quererse es controlar tu mente,
desoír los malos pensamientos, no entrar en bucle, meditar para tener ese
control, ser consciente del momento presente, sentirlo y vivirlo, no estar en
el pasado ni en el futuro, sino en el AHORA, en cada momento, tú tienes que
controlar tu mente, ella no puede tener ese control, ya conoces los resultados.
Quererse es poner el poder en ti
mismo y quitárselo a los demás a quién se lo habías otorgado hasta
ahora.
Quererse es felicitarte por todo
lo bueno que has hecho y ser magnánimo con lo menos bueno, con tus
defectos, con tus fallos, con tus errores, reconocerlos e intentar mejorar,
aprender de ellos pero sin destruirte a ti mismo por no ser Superman o
Superwoman.
Quererse es ser selectivo y
quedarte con lo que realmente suma en tu vida, si algo resta…. fuera sin la
más mínima duda, no te conviene, no hay sitio para ello, deja espacio para lo
que te aporta, te hace crecer, te hace feliz y alimenta tu alma.
Quererse es mimarte, guardar
tiempo para ti, disfrutarlo, concederte permisos, premiarte, mirarte al espejo
y sentir que lo que ves es muy grande aún en los peores momentos
cuando te fallan las fuerzas.
Pero ¡cuidado! amigo mío, no te confundas, quererse
no es volverse egoísta y mirarse el ombligo pasando por encima de cualquier
cosa a cualquier precio.
Parte de tu grandeza reside precisamente
en tu bondad, tu empatía, tu resiliencia, tu capacidad de apoyo cuando te
necesitan, tu energía para contagiarla, tu ilusión y tu generosidad.
Nunca pierdas eso, pero tampoco nunca
dejes de quererte, porque cuando te quieres, cuando decides hacerlo, de
repente todo cambia y aunque el sol no brille radiante en el cielo cada día,
sí lo hace en tu corazón.
Si te quieres, si por fin decides
quererte… de repente, sin saber cómo, el mundo se transforma, la sonrisa
ilumina tu rostro y tu vida irradia color e ilusión.
Quererse es simplemente ser consciente de
tu fortaleza, de quien eres, de lo que vales, de tus fallos, de tu imperfección,
de tus errores, valorarte y perdonarte y sobre todo ser consciente de que el
poder lo tienes tú.
Esther de Paz
Si te gusta mi blog, te invito a suscribirte y no perderte ninguna de nuestras apasionantes charlas.
¡Me encantaría contar con tu compañía en cada café! ¿Me acompañas?
(Desde tu dispositivo móvil podrás hacerlo si bajas hasta el final de la página y eliges "ver versión web")
¡Gracias por estar aquí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario