Hoy quiero charlar contigo y por ello he decidido escribirte.
Había preparado café, incluso si no te apetece tengo un montón de cosas que puedo ofrecerte en su lugar, unas patatas fritas de escándalo, por ejemplo, o el mejor cóctel de frutos secos que hayas probado jamás, pero como no estoy segura de poder tenerte aquí conmigo he preferido hacerte llegar esta carta, porque quizás leyéndola pueda captar mejor tu atención.
Quiero que te sientas cómodo, relajado, a gusto y sobre todo quiero que por unos minutos, bajes todas tus barreras, desconectes todas las alarmas, aparques todos tus escudos y leas con el corazón.
Eres un
adolescente, tus padres están separados, y no te gusta, lo sé. Desearías convivir todos bajo el mismo techo y ser una familia feliz.
Sé que a
veces estás triste, en ocasiones tu cabeza da vueltas y te asalta cierta
amargura por ver que tus padres no están juntos, no comparten la misma casa y no
poder ser una familia normal.
Pero dime, ¿qué
es una familia normal?
¿Una familia
normal consiste en que los padres no estén separados y convivan con sus hijos
en la misma vivienda?
¿Es eso?
¿Y qué me
dices si a pesar de convivir todos juntos no hay armonía y felicidad?
Entiendo que
a veces te disguste verles separados, pero… ¿te has parado a pensar si ellos son
felices?
Quizás nadie
te haya hablado de las emociones, no es un tema que se trate en los colegios,
tampoco es muy habitual hablarlo con los amigos y quizás tus padres tampoco lo
han hecho porque es muy difícil explicarle a un hijo cómo te sientes, por qué
has tenido que tomar algunas decisiones y lo difíciles y dolorosas que han sido
algunas de ellas.
Verás,
cuando dos personas deciden estar juntas, casarse, ser pareja de hecho, vivir
juntas o en la modalidad que sea, eso es lo menos importante, lo hacen por amor, porque están enamorados y quieren
compartir una vida y cuando digo una vida me refiero a eso, a toda su vida,
hasta el último día.
Pero a veces
las cosas no salen como se planean y el amor se acaba.
No importa
el motivo, lo verdaderamente importante es que ya no hay amor. Y cuando el amor
abandona a una pareja lo mejor que pueden hacer es separarse, créeme. Nada ni
nadie puede obligar a alguien a vivir sin amor.
Es una
decisión muy difícil, no se toma a la ligera, se piensa y valora mucho antes de
dar ese paso, pero cuando ocurre… hay que afrontarlo y ser valiente. Tus padres
lo fueron y debes estar orgulloso.
Probablemente
tengas algún amigo que aún conviviendo con sus padres
no le ves feliz, vive en un hogar donde no hay alegría, sino discusiones
a todas horas, padres que no hacen vida juntos, que se evitan, que se ignoran,
incluso en ocasiones que no se respetan, aunque fuera de casa aparenten normalidad.
¿Sabes cómo
se siente tu amigo? ¿Crees que es más feliz que tú porque sus padres conviven en la misma casa? No, no lo es. Porque
aunque intente ignorar la situación, la percibe, le afecta, le angustia, le
atormenta porque su hogar es triste, en él no hay alegría, cordialidad, buena
energía, no hay sonrisas, emoción, atención, detalles, momentos especiales, no
hay felicidad, no hay amor.
Cuando una persona no es feliz no puede hacer
felices a los demás.
Sé que estás pensando en ti, y te
preguntas ¿qué pasa conmigo? Yo también quiero ser feliz y ver a mis padres
juntos.
Te aseguro que tus padres no se han
olvidado de ti cuando han tomado esa dura decisión, todo lo contrario.
Ellos saben que podrán darte lo mejor de sí mismos iniciando otra vida en la
que tú seguirás siendo lo más importante, pero desde la que te podrán brindar su mejor versión porque su corazón
estará en paz.
Tus padres viven
desconsolados porque saben cómo te sientes, han intentado todo para verte
feliz, pero tú no les entiendes, crees que son egoístas y no piensa en ti.
Están tristes
porque no saben cómo ayudarte, no saben cómo llegar a tu corazón y que les entiendas,
que os entendáis.
Ellos,
ambos, te quieren con toda su alma y no saben qué hacer para que liberes esa
amargura que tienes dentro y te des cuenta de que no estás en lo cierto. Tú eres su asignatura pendiente y la que más les duele de todas.
Querido
amigo, querido adolescente, hoy, en este momento especial que compartimos,
quiero decirte que muchas veces la vida te trae cosas que no pides, que no son
agradables, que cuesta encajar y comprender, sin embargo estás ahí para
hacerles frente, mostrar tu valía, tu capacidad de comprensión y de superación.
Quizás si miras a tu alrededor desechando el
egoísmo, te darás cuenta de que puedes ser feliz, que tu situación no es
trágica, que tus padres te quieren con toda su alma y eso es lo verdaderamente
importante.
Los tienes, los disfrutas, sientes sus
cuidados, están siempre que les necesitas y nunca te van a fallar.
Es hora de
pensar un poco en ellos, de ponerte en su lugar, de comprender que no sólo tú
tienes derecho a la felicidad, ellos también lo tienen, necesitan cariño, comprensión,
apoyo, empatía, colaboración, amor, incluso hasta más que tú, porque ellos… ya
tienen la piel llena de cicatrices.
¿Sabes? quizás
algún día te pueda pasar a ti y en ese momento necesitarás sentir en lo más
profundo de tu ser el amor absoluto de tus hijos, ese mismo amor que tus padres
te profesan desde el primer momento en que besaste sus vidas y que te
seguirán profesando, incondicionalmente, hasta el último segundo de sus días.
Esther de Paz
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