Hay días incluso temporadas
en que todo tu mundo se oscurece y el negro es el color del horizonte. Esto sucede, es así
y además es común, todos pasamos por ello en algún momento.
Son días/temporadas
duras, que nos ponen a prueba impactando directamente en nuestra línea de
flotación.
¿Sabes de qué te
hablo, verdad?
Te hablo de esos
momentos en que no eres capaz de ver los colores y además piensas que ya nunca
jamás lo serás.
Días más oscuros que
el negro donde únicamente pasan por tu cabeza
pensamientos de cansancio, agotamiento y desolación.
¿Te sorprende que lo
sepa? ¿Qué sea capaz de adivinar cómo te sientes y lo mucho que necesitas ese
abrazo que no llega…?
Pues tranquilízate,
porque, aunque no lo creas, no eres especial, ni raro.
Por esa situación
pasamos todos, sin excepción, en algún momento o momentos de nuestra vida y
como es inevitable lo único que tienes que hacer es resistir.
Lo importante es
resistir, resistirte a esas ganas de abandonar todo, de tirar la toalla, de
rendirte, de abandonarte...
No te digo cambiar de humor, no te digo sonreír si no te salen nada más que
lágrimas, no te digo luchar si no tienes fuerzas, no te digo fingir alegría y
emoción cuando lo que necesitas es un recogedor para recoger cada uno de los mil
pedazos de tu ánimo roto, esparcidos por el suelo...
No, no te digo que hagas imposibles ni que seas un súper héroe, sólo te digo ¡resiste!,
resiste, hiberna tu corazón si es preciso, pon tu mente a ralentí, funcionando
sin desgaste. Si no puedes correr, camina, si no puedes caminar utiliza un
bastón, pero no te pares, no te abandones, sólo resiste.
Ese color negro es pasajero y lo sabes, incluso aunque las cosas no cambien, porque eres tú el que va a cambiar el
color de tus emociones, porque aunque las cosas no cambien tu eres capaz de
transformar la adversidad en oportunidad y convertir el negro en blanco, el
gris en azul y el marrón en verde.
Resiste, porque las
cosas sólo cambian cuando tú estás fuerte y convencido de que se puede.
Es posible que hoy
sólo seas capaz de ver el negro, pero si aguantas, si resistes sin abandonar el
barco, el arco iris volverá a iluminar tu vida y tú volverás a sonreír y ser
feliz.
¡Resiste, por favor,
no te rindas!
Los problemas, las desilusiones,
las decepciones son una constante en nuestra vida y precisamente por eso tienes
capacidad de lucha, de superación y de volver a levantarte cada vez que NO te rindes, cada vez que superas un
nuevo obstáculo, cada vez que te levantas y vuelves a empezar con más fuerza y absoluta
decisión de que nada ni nadie podrá conseguir que te dejes morir en el fango.
No es la primera vez
que te pasa ni será la última, ya lo has vivido y superado en muchas ocasiones
y sí sé que cada vez parece más duro y difícil, se que sientes que estás
agotado de remar y estar en la orilla, pero no dejes que tus emociones,
delirando de agotamiento, te engañen.
Porque sabes que no estás en la orilla, que has recorrido muchas millas y
lo has hecho con éxito, que has sabido vencer y luchar contra vientos y mareas,
que tu fuerza y tu perseverancia te han hecho vencer una y mil veces a todos
los piratas que han intentado abordar tu embarcación. Y como lo sabes y ya lo has vivido, sólo debes
darte un respiro y resistir este nuevo envite.
No fuerces la
máquina, déjate mecer por el viento, descansa, distrae tu mente, para motores,
necesitan un descanso para volver a ponerse en marcha.
No pasa nada,
necesitas un stop y reponer fuerzas, tu cuerpo y tu mente necesitan un respiro
y debes dárselo, recuerda que sólo es temporal y que debes resistir pero ¡nunca
rendirte!
Son momentos duros,
muy duros que duelen y te atraviesan el alma, pero también sabes que es
pasajero y que nunca nada ni nadie ha podido derrotarte.
Sé cómo te sientes
pero también sé que el mundo de muchas personas
se apagaría si tú no estás en él.
¡Resiste! En estos momentos es lo único
que te pido que hagas.
Esther de Paz
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