Mostrando entradas con la etiqueta #oportunidades. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #oportunidades. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de julio de 2023

Fuera de casa no serás perfecta




Comienza el día, abres los ojos, entras en consciencia y piensas… ¿qué me deparará hoy?

Te tomas tus minutos de descompresión, pones tu mente en funcionamiento y ¡comienzas!

Cada día ocurren cosas nuevas, algunas parecidas al día anterior pero diferentes, son nuevos retos, nuevas metas por cumplir, grandes, pequeñas, sorpresas, algunas te hacen poner cara seria, otras te dibujan una sonrisa, otras te activan, otras te preocupan, pasan cosas…. a tu lado, dentro de ti, pero tú estás ahí, sabes que puedes, que no te rindes porque ese no es tu ADN, no te sale tirar la toalla, aunque a veces ese pensamiento ronde tu cabeza, pero ¡no! 

Las cosas suceden, no se prevén, no se eligen, solo pasan y tú estás ahí para enfrentarlas, para pensar que a pesar de todo has llegado hasta aquí, muchos logros a tu espalda, mucha fuerza, mucho desgaste en ocasiones…. Pero ¡estás! Y eso es lo importante.

Haces balance, miras retrospectivamente y ves un largo camino recorrido, con muchas dificultades, con momentos duros, esfuerzos, a veces incluso agotamiento…. 

En esos momentos que parece que has tocado fondo, que tus fuerzas te abandonan, que tu mente se dispersa, crees que no eres fuerte, te sientes débil, te juzgas y te exiges.

¡No lo hagas!

Permítete fallar, permítete flaquear, permítete no ser PERFECTA, porque tú eres única, especial y a veces es necesario pararse a tomar un poco de aire.

A veces y sólo a veces parar y tocar fondo es también un triunfo, porque ¿sabes?... eso también es parte de tu Éxito.


Esther de Paz 

lunes, 28 de septiembre de 2015

Y la vida pasa....







Pasan los segundos, pasan los minutos, las horas, los días, pasan los años, pasa la vida….

Implacable reloj proporcionalmente inverso a la consciencia y directamente proporcional a nuestra inconsciencia.

¡Cuánto tiempo perdido!

Malgastado en quejas, lamentos, frustraciones que no tienen sentido, enfados, momentos de cólera, tiempo empleado en tantas cosas que restan.
Oportunidades, personas disipadas en el camino que nunca debieron quedarse atrás. 
Otras como compañía tóxica que tiñe de gris tus días.
Responsabilidades mal entendidas, obligaciones impuestas por elementos ajenos que intentan controlar tu vida sin ni siquiera haberse probado tus zapatos.
Ausencia de honestidad, incoherencia, reglas sociales, religión como elemento de manipulación, educación basada en tabúes, imposiciones, injusticias, incongruencia y normas rígidas que no tienen fundamento.
Estatus, lujo, ansias de poder a cualquier precio.
Hipocresía y demagogia como recursos en una carrera dónde todo vale, aunque a tu paso lo único que dejes es un territorio devastado y sin posibilidad de volver a regenerarse…   

Y como contrapunto cientos de miles de horas de experiencia.

Y llega el día en el que inevitablemente te paras, observas y con consciencia, miras atrás, miras adelante, miras dónde estás y haces balance con resultado de ¡quiero volver a empezar!

Pero el tiempo no ceja en su despiadado avance y la omnipotente tecnología todavía no ha descubierto la marcha atrás. 

Sólo hay una opción, seguir adelante, pero cada vez estás más cerca del final del camino...

Y en ese instante miles de preguntas se agolpan en tu cabeza:

Cuántas veces te has quejado y menospreciado cosas añoradas cuando ya las has perdido.

Cuántas veces has elegido enfadarte cuando era posible reconducir la elección porque no era tan grave el motivo.

Cuántas veces has puesto en el primer orden de importancia aquello que estaba en las últimas posiciones.

Cuántas veces has creído que tus obligaciones estaban por encima de tu felicidad, cuando podían ser compatibles.

Cuántas veces has juzgado gratuitamente cuando no practicabas la empatía.

Cuántas veces te has justificado a ti mismo sabiendo que no eran correctas tus acciones.

Cuántas cosas te has perdido bajo el yugo de modelos sin sentido.

Cuántas veces has confundido responsabilidad con vida sin ilusiones.

Cuántas veces tus ansias de poder han transgredido los límites de lo permitido.

Cuántas veces te has justificado a ti mismo para poder dormir, a sabiendas de que el insomnio era más que merecido.

Cuántas veces has cambiado instantes de felicidad, por cargas acumuladas en tu mochila que no has sabido tramitar.

Cuántas veces has elegido limpiar la casa/hacer horas extras en la oficina, en lugar de ir de cena con tu pareja.

Cuántas veces has elegido odiar cuando sólo te hacías daño a ti mismo.

Cuántas veces la envidia te ha corroído cuando la elección era admiración, respeto y ejemplo.

Cuántas veces has optado por la venganza en lugar de la indiferencia.

Cuántas veces te has quedado inmóvil donde no eras feliz porque miedo y  riesgo anularon a  coraje, decisión, valentía y sueños.

Cuántas veces has lamentado tu suerte sin dar un solo paso por salir a su encuentro.

Cuántas veces  te has situado como última prioridad cuando cambiando las posiciones tu felicidad era la consecuencia.

¡Cuántas veces tantas cosas!

¡Cuántas veces tanto tiempo!

En contraposición…

Cuántas veces has comprendido que eres más afortunado que la mayoría.

Cuántas veces has sido feliz después de hacer lo correcto.

Cuántas veces te has sentido satisfecho por tu buen trabajo  aun en circunstancias desfavorables.

Cuántas veces has dormido como un niño tras elegir ser valiente, vencer los miedos y correr riesgos desechando la autojustificación.

Cuántas veces te has emocionado contemplando una puesta de sol regalándote ese momento.

Cuántas veces has elegido lo que realmente merece la pena y te hace feliz.

Todas estas y muchas otras preguntas se agolpan en tu cabeza cuando parado y consciente, haces tu propio balance.

Eres un resultado de sumas y restas.

Y justo ahí, en ese momento de plena consciencia, te das cuenta de lo que realmente importa y da sentido a tu vida.

Párate amigo mío, párate ahora si no lo has hecho ya y  mira...

Ha llegado el momento de tu pausa, de tu balance, ¡hazlo ya!, detente, no sigas caminando en la inconsciencia, no elijas obviar la evidencia.

Cierra los ojos, concéntrate, relájate y piensa….

Cuántas cosas te has perdido que desearías recuperar.

Cuantos instantes de felicidad has dejado pasar creyendo que volverían.

Cuantas oportunidades ignoradas por miedo al fracaso.

Cuánto tiempo desperdiciado en vano ¡que ya no retornará!

Ahora, a solas contigo mismo,  es el momento de las sumas y las restas, el momento de realizar con sinceridad el resultado de tu balance.

Se plenamente consciente de cuánto has aprendido, de lo mucho que tienes y VALORA todo lo bueno que hay en ti.

Es tiempo de cambiar el paso.

Tú decides cómo quieres recorrer el resto del camino…. 
Si perdiéndote la vida o invirtiendo cada minuto en ser feliz.  


Esther de Paz

Si te gusta mi blog, te invito a suscribirte y no perderte ninguna de nuestras apasionantes charlas.
¡Me encantaría contar con tu compañía en cada café! ¿Me acompañas?
(Desde tu dispositivo móvil podrás hacerlo si bajas hasta el final de la página y eliges "ver versión web")
¡Gracias por estar aquí! 

lunes, 20 de julio de 2015

Otra vez lunes... ¡Perfecto!






Por norma general los lunes son días que no gozan de muy buena fama. Existe una leyenda negra que los envuelve y nunca nos hemos parado a pensar si es cierta, si tiene fundamento o de lo contrario llevamos años convencidos, arrastrados y confundidos por algo sobre lo que ni si quiera hemos hecho una pequeña reflexión.

¿Y si resulta que estamos equivocados?

¿Y si durante años llevamos arrastrando un tremendo error?

Vamos a pensar…..

Sumido en un profundo y apacible sueño oyes un sonido que te alerta, el temible despertador, se acabó el descanso, hora de levantarse y ponerse en marcha.

- Uffff que pereza, ¡encima lunes! Odio los lunes, ¡¡no puedo con ellos!!

Y así, sin darte cuenta y casi sin abrir los ojos,  comienzas a enviar mensajes negativos a tu cerebro.

Tus neuronas se ponen en guardia y sacan toda la artillería porque el mensaje que les llega es nefasto.  

Empiezas a visualizar la situación y continúas negativizando.

- ¡Lunes! Se me va a hacer eterno, no quiero que sea lunes, ¿por qué no es viernes?, me encantan los viernes, me levanto feliz y con energía, ¡sonriente!, pero los lunes……. ¡Es que no puedo con mi vida!

Y poco a poco entras en una espiral de la que ya no sabes salir porque todo, absolutamente todo está en manos del cerebro,  los pensamientos negativos producen señales nocivas para el cuerpo, las neuronas se van comunicando entre ellas, transmiten el mensaje a los músculos y sientes que no te responden.

Estás sumido en una profunda falta de interés, de motivación de ilusión. No sonríes. No tienes fuerzas y aunque la ducha te estimula, no es suficiente porque tu cerebro tiene el poder y lo curioso es que ese poder se lo has dado tú.

Sigamos pensando…..

Retrocedemos al punto de partida.

Suena el despertador y, aunque es cierto que cuesta salir de ese agradable estado de confort y descanso, tu mente se activa incluso sin abrir los ojos, tus neuronas ya están desperezadas, preparadas para recibir mensajes y comunicarse con el resto del cuerpo, entonces ¡es el momento!

Es el momento de ver que cada lunes se abre un mundo entero de posibilidades, es el momento de valorar las oportunidades que comienzan con él. 

Piensa en tu trabajo, sí, en todos esos “marrones” que tienes, en cómo vas a abordarlos y en que cada uno de ellos es un oportunidad de logro, de superación, de satisfacción personal, de motivación.

Piensa en todos los que ya has superado, cómo te sentías ante ellos, cómo los abordaste y cómo se convirtieron en resultados.

Son unos cuantos ¿verdad?

Te sientes orgulloso al recordarlos ¿no es cierto?

De repente estás sonriendo aún sin abrir los ojos. Parece que el despertador ya no es un vecino insoportable, sino un amigo que te llama a la acción, que te recuerda que el día te espera con ansia porque te necesita. Necesita tu presencia, firme, segura, potente, esa figura de alguien que se valora, que sabe que aún en las peores circunstancias ha sabido manejarse en la tormenta, esa persona que aún yendo a territorio hostil sabe que es un profesional, que no le importa lo difícil que sea el día, frustrante a veces, pero como inteligente que es, sabe que no siempre las cosas salen bien, que no siempre todo es bonito y fácil, porque si lo fuera …. no tendría valor, no tendría mérito y además lo haría cualquiera.

Sí, amigo, sé que las cosas no son fáciles, nada de lo que merece la pena lo es.

Sé que en muchas empresas no existen las personas (leer más) sé que es posible que no valoren tu talento, sé que hay ocasiones en que intentan hundirte, que te ponen a prueba, que te topas con muros que parecen insalvables, que te cansas, que te agotas, que te dan ganas de tirar la toalla, que lo que ves a tu alrededor son vendedores de humo que insultan tu inteligencia, que no  cuentan contigo, que intentan apartarte con argumentos vacíos, que ves progresar a quien no tiene más mérito que el de la mediocridad. 

Quizás tu empresa sea de esas que difunde a los cuatro vientos ¡el principal activo de una empresa son las personas! pero de puertas a dentro la realidad es otra, y ves, vives cada día como las personas no cuentan, como esa filosofía es menos que papel mojado, porque te presionan sin límites, te coaccionan para que alargues tu jornada de forma gratuita, porque no les importa cómo te sientes, tus problemas, tu ingeniería financiera para llegar a final de mes, tus emociones, tu vida, tus responsabilidades y obligaciones fuera de la empresa. Te exprimen bajo ese arrojo y valentía basado en la política del miedo,  porque hay demasiada gente buscando empleo. 

Y cómo lo lunes no gozan de buena fama te has acostumbrado a pensar todo eso.

Error de base, costumbre mal adquirida por dejarte llevar por la leyenda. ¿Te das cuenta de la confusión?

¿No te ves? Ahí estás tú, a pesar de todo, demostrando cada día tu talento, tus logros, tu iniciativa, tu tesón, ¡tus resultados!

Dime, ¿alguien puede quitártelos?

¡No! no pueden porque son hechos, resultados que están ahí, demostrables, visibles y tangibles. Y eso lo has hecho .

Porque un profesional lo es y lo demuestra. Y tú lo eres porque está en tu ADN, porque tus neuronas se activan con ello, se sienten tan bien que quieren más y cuando acaba el día saben que han estado perfectamente dirigidas.

Los lunes son esos días dónde comienzas un nuevo periodo de oportunidades, de sorpresas, de enseñanzas, de mejora, de conquista de nuevas metas, otros 5 días por delante para gestionar y demostrar tus capacidades.

¿A quién? ¡¡A ti mismo!! ¿Te parece poco? 

Porque cuando eres capaz de demostrarte eso a ti mismo ya tienes ganado el respeto y la admiración de los demás.

Es fantástico contarle todo eso a tus neuronas, hacerlas saltar, que suelten chispas, que comuniquen energía a tus músculos, que activen tu cerebro, que todas su emociones se potencien y recorran tu cuerpo. Ese que ya está en la ducha, sonriendo y deseando salir a la calle ¡a comerse el mundo!

Vamos, ¿te vas a perder un solo minuto de satisfacción personal?

¡Ni de broma!

Te has ganado el respeto del mundo y por eso cada lunes decides cómo quieres comenzar.

Bajo el chorro de agua te sientes fuerte, sonríes y piensas…. 

Otra vez lunes, ¡Perfecto!



Y si alguna vez tienes dudas, por favor, vuelve a leer este post.  


Esther de Paz